El Muro de A Coruña símbolo de su idiosincrasia marina.

 

A Coruña con una idiosincrasia ligada al mar, en el corazón del Golfo Ártabro, una zona de influencia entre el Cantábrico y el Atlántico, ha servido de refugio en su bahía a todo tipo de embarcaciones que comunicaban el Mar del Norte y el Mediterráneo. 


El puerto es lo que permite a A Coruña el desarrollo de la ciudad en todos los ámbitos: económico, urbanístico, demográfico y social, pues incide en gran medida sobre el carácter y la mentalidad de sus habitantes. No debemos de olvidar que siglos atrás los puertos de mar eran los principales puntos de comunicación por donde salían y llegaban, no sólo mercancías y personas de diversos lugares, sino que también de todo tipo de noticias, ideas o avances tecnológicos. 

La expresión que mejor ha identificado la venta de pescado en los muelles coruñeses siempre ha sido “El Muro”. Pero, ¿cómo ha nacido el nombre y a qué hace referencia? 

El origen es bastante mundano, el topónimo nació por el parecido que guarda el muelle con un muro convencional.

El puerto se fue construyendo en varias fases, a las que ahora se les denomina como muelles: la Marina, el de Trasatlánticos o el de Linares Rivas. Llamarlos muros no era un gran esfuerzo de imaginación: al pasear por la Marina si se observa a donde está construido en piedra recuerda a un “muro”. Así empezó la palabra, en una época anterior al hormigón que hoy predomina en la arquitectura portuaria. Al llegar al siglo XIX, “muro” se empleaba como sinónimo de “muelle” en el lenguaje común y así sale “en algún diccionario antiguo”. La prensa decimonónica coruñesa se refería a las partes del puerto con esa denominación: “el muro de Garás, el muro del Este, el muro de Linares Rivas, el Muro de A Palloza...” 

Con el paso del tiempo, El Muro tomó identidad propia, refiriéndose a la zona de la lonja hasta la parte de La Palloza y Santa Lucía.

En el siglo XIX, comenzó a ganar relevancia y este espacio no solo se convirtió en el principal punto de venta de pescado en la ciudad, sino también en un símbolo del comercio marítimo local. La estructura original estaba compuesta por una serie de puestos al aire libre, donde los pescadores y comerciantes ofrecían su mercancía sobre sencillas mesas de madera. 

Con el tiempo, la demanda creciente y la necesidad de mejorar las condiciones de salubridad llevaron a la construcción de una estructura más robusta y cubierta a finales del siglo XIX. Este nuevo edificio no solo protegía los productos de las inclemencias del tiempo, sino que también ofrecía mejores condiciones para los vendedores y compradores.

Durante gran parte del siglo XX, El Muro vivió su época dorada. A primera hora de la mañana, se llenaba de vida con la llegada de los barcos pesqueros y la frenética actividad de los comerciantes. Los pescados y mariscos, aún frescos y brillantes, eran exhibidos y rápidamente adquiridos por los habitantes de la ciudad y los propietarios de restaurantes locales. Las pescantinas compraban el producto por piezas, según las tasas de cada especie, y después lo vendían por las calles y plazas.

El Muro también era un lugar de encuentro social. Las familias acudían no solo a comprar pescado, sino a socializar y compartir las noticias del día. La atmósfera vibrante y el bullicio característico lo convertían en un punto neurálgico de la vida cotidiana coruñesa.

Con el avance de los años, la venta en El Muro quedó relegada a profesionales del sector pesquero, y trasladando la venta a la ciudadanía a los mercados de la ciudad. Sin embargo, la frescura y calidad del pescado se mantuvieron fieles a su esencial.

Hoy en día, El Muro sigue siendo un testimonio vivo de la rica herencia pesquera de A Coruña. Aunque ha evolucionado con el tiempo, mantiene su espíritu original. Las visitas turísticas permiten que todos aquellos que lo deseen, pueden experimentar una parte vital de la historia y la cultura de la ciudad al caminar por los mismos pasillos donde generaciones de coruñeses han comprado su pescado.

El Muro no solo representa la venta de productos del mar, sino una tradición que conecta a la ciudad con su mar y su historia. La preservación de este espacio es fundamental para mantener viva la identidad de A Coruña, y su futuro depende de la capacidad de adaptarse a las nuevas demandas sin perder su esencia.

En el año 2022 La Autoridad Portuaria ha solicitado registrar “El Muro Puerto de A Coruña” ante la Oficina Española de Patentes y Marcas, para blindar así una denominación tradicional y certificar el pescado y el marisco proveniente de la lonja de A Coruña como sello de calidad. 


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